Por Orlando Téliz

Esto puede ayudarte a superar muy rápido esas emociones y hacerte sentir más y más feliz cada día. 

Las tareas repetitivas, la monotonía, la falta de reconocimiento, la falta de motivación, el no sentirte valorado, los retos de la vida diaria, las cuentas por pagar, el salario, algunas situaciones familiares y todo aquello que aqueja al mundo moderno podrían estarte generando estrés, cansancio excesivo, depresión o pánico. 

Aunque te parezca raro, estas emociones negativas no son causadas por las situaciones en sí, sino por tu interpretación a esas situaciones. Hay personas que perciben determinadas situaciones como estresantes y otras que perciben esas mismas situaciones como emocionantes o divertidas. Cada vez que te enfrentas a una situación determinada que te genera estrés o determinada emoción que percibes como negativa, es muy probable que tu diálogo interno sea en este mismo sentido. Te explico.

Si monitorearas tu diálogo interno cuando estas sintiéndote mal, cuando estas estresado o cuando simplemente estás procrastinando, puedo asegurarte que en ese momento estás diciéndote cosas como: ¿por qué tengo que hacer esto? ¿Por qué no estoy en mi casa viendo una serie? ¿por qué no estoy divirtiéndome con mis amigos en lugar de estar haciendo esto? ¿Por qué no estoy descansando? ¿Por qué tengo que hacerlo yo? ¿Por qué me tocó vivir esto? O pensar que no eres lo suficientemente bueno, que no tienes la capacidad suficiente o que simplemente no puedes. Sea lo que pienses, es cierto para ti. Podría hacer una lista enorme de frases de ese diálogo interno negativo. Todo lo que te digas a ti mismo en ese diálogo interno, repercute en tus emociones y por lo tanto en tus acciones. 

¿Cómo es que lo sé? Porque lo he vivido y aprendí a controlarlo, o mejor dicho, a administrarlo. 

Desde pequeños nos han enseñado la importancia de hablar con nuestros padres, con nuestros hermanos, con nuestros hijos, con nuestra pareja o en general con las personas. “Platícame lo que sientes”, “Dime lo que te pasa”, “háblame”, varias veces escuché decir estas frases. Sin embargo, lo que nunca nos han explicado es que el primer diálogo que debemos cuidar es el que tenemos con nosotros mismos. Ese diálogo interno que tenemos es esa vocecita en tu cabeza que habla y dice cosas respecto a todo lo que vivimos a diario, como situaciones en el trabajo, momentos en casa, discusiones laborales o familiares o simplemente en el tráfico mientras te trasladas de un lugar a otro. Tanto la voz interna como las imágenes que se presentan en tu mente, ambas, son parte de ese diálogo interno.

¿A caso no te gustaría sentirte menos estresado? ¿Más emocionado de trabajar y hacer tus actividades diarias? ¿Más feliz? ¿Más motivado? La vida se trata de buscar la felicidad en todo lo que hagas, aun cuando aquello que haces te parezca de pronto aburrido, monótono, o estresante, tú puedes cambiar tu propia percepción si quieres. Cambiar la percepción y consecuentemente la actitud y las emociones no es difícil, pero se requiere disciplina.  

Permíteme enseñarte unas técnicas que aprendí y me han funcionado, y permítete ponerlas en práctica para que empieces a cambiar esas emociones negativas, y como consecuencia de eso, a sentirte mejor, con más energía, menos estresado, más motivado y con mejor actitud y más feliz todos los días.

Primero debes saber que la mente no distingue cuando sólo está sucediendo en tu imaginación o cuando es realidad. Si lo imaginas, tu cuerpo lo está viviendo como si fuera real. Por eso te puedes poner nervioso, enojado, contento o experimentar cualquier emoción con sólo imaginarte alguna situación que te haga sentir de determinada manera. Estas son algunas de las más comunes: imaginarte hablar en público, imaginarte una discusión, recordar un momento de intimidad, recordar un abrazo o una experiencia con tus padres, tus hijos o tus hermanos, recordar un momento de felicidad, etc. Cualquier cosa que imagines o recuerdes, sea positivo o negativo, puede hacerte volver a sentir la emoción que tuviste como si estuviera pasando nuevamente, aunque no esté pasando. Seguro lo has vivido y sabes que es cierto, ¿verdad?  

¿Entonces qué podríamos hacer para sentirnos mejor? Hay algunas técnicas que puedes poner en práctica. Si quieres puedes optar por no creerme, pero ¿qué más da? Poner en práctica esto sólo te llevará unos minutos al día y no entorpecerá ninguna de tus actividades. ¡Podrías tener resultados increíbles!¿Te gustaría?

Aquí vamos.

La gente exitosa practica esto todos los días, en cada actividad que hacen y en cualquier lugar o circunstancia. La práctica constante hará que se te haga un hábito y que cada vez sea más fácil. El objetivo es el mismo, sea para ser más disciplinados, para ser más felices y trabajar con mejor actitud y tener más entusiasmo o simplemente para poder enfrentar los retos del día de la mejor manera. Eventualmente los pequeños pasos llevan a grandes resultados.

En el día a día haz primero lo que no te gusta. Sé que te he dicho que debes tener un diálogo contigo mismo y convencer a tu mente de que algo que no te gusta hacer, te puede llegar a gustar. Esto no va en contra de lo que te he explicado en anteriores líneas. La gente de éxito hace primero lo que no les gusta en lugar de dejarlo al final del día como la mayoría de las personas. Esto condiciona tu mente para enfrentar primero los retos más importantes y no postergarlos o procrastinar. Sólo que para enfrentar de mejor manera estos retos, debes establecer un diálogo contigo mismo que convenza a tu mente de que estás haciendo algo que, aunque no te gusta, quieres hacerlo. 

Podrías decir: no me gusta ir al gimnasio, pero quiero hacerlo y voy a hacerlo a primera hora del día o, no me gusta redactar informes, pero quiero hacerlo y voy a hacerlo a primera hora del día llegando al trabajo, en lugar de decir simplemente: odio hacer esto, o no quiero hacer lo otro, o pensar que podrías estar haciendo otra cosa en lugar de hacer lo que sabes que debes hacer. Recuerda que se trata de convencer a tu mente y lograr que esté a tu favor en lugar de que esté en contra de ti mismo cuando te propones hacer algo. 

Monitorea que está diciendo esa vocecita en tu cabeza. Puede ser que no seas consciente ahora mismo de esto, pero puedes empezar de inmediato a hacerlo, sólo tienes que poner atención. Puede ser algo que no te agrada hacer pero sabes que debes hacer. ¿Qué te estás diciendo al respecto? ¿Estás diciendo que es tarde y podrías estar haciendo algo más divertido? ¿O que es aburrido? ¿O estresante? Escucha qué te estás diciendo. Podría haber una lista sin fin de cosas que no te gustan e igualmente una lista sin fin de frases negativas que te dices al realizar esas actividades.

Antes de empezar a hacer esa actividad que no te gusta o que te cuesta trabajo hacer, que procrastinas o te genera estrés o algún tipo de emoción negativa, dedica 5 minutos a decirle mentalmente a esa vocecita interna cuánto te gusta esa actividad que estás por hacer (aunque no te guste, recuerda que se trata de convencer a tu mente que sí te gusta), lo agradable que es hacer esa actividad, lo bien que te sientes, lo emocionado y feliz que te hace sentir llevar a cabo esa actividad, lo divertido que es hacerlo. Dite a ti mismo que no quieres hacer otra cosa más que eso, porque amas hacer eso y realmente quieres hacerlo de la mejor manera posible. 

Puedes dedicar 5 minutos más a imaginar cómo te verías haciendo aquello que no te gusta hacer, pero en tu imaginación lo haces con gusto, emocionado, feliz de hacerlo, entusiasmado, lleno de energía, motivado, divertido. Esta es una técnica muy poderosa porque estás condicionando tu mente a que acepte aquello que te causa algún tipo de malestar o estrés o procrastinación. Imaginarte a ti mismo haciendo con gusto, feliz, emocionado, con energía, motivado, aquello que no te gusta hacer, hará que pronto tu mente acepte como cierto lo que estás imaginando y esto cambiará totalmente tu percepción, tus acciones y tu vida.

Esta misma técnica puedes aplicarla cuando te monitorees y te des cuenta que tienes reacciones “automáticas” de estrés, de enojo, de ansiedad, apatía o negatividad a ciertas situaciones. Puedes dedicar 5 minutos más al día a imaginar con los ojos cerrados cómo se vería tu yo relajado, feliz, tranquilo, en paz, en calma, emocionado y divertido, aún viviendo esa situación que te causa estrés, enojo, ansiedad, frustración o cualquier emoción negativa. La clave está en imaginar cómo te gustaría sentirte ante esas situaciones e imaginar, como si fuera una película en tu mente, la escena completa, con colores vívidos, los muebles, los diálogos, el entorno, trata de que la escena en tu mente tenga muchos detalles e imagina tu yo más feliz enfrentando ese reto de manera entusiasta y feliz. 

Por último, dedica 2 minutos a imaginar cómo te verías en el tiempo, después de días, semanas, meses o años, imagina que ya has superado aquello que te hacía sentir mal. Puedes apreciar el tiempo a lo lejos y verte cómo has superado esa emoción que tenías y cómo ahora vives feliz, motivado, entusiasmado, dichoso y libre de esa emoción que te hacía sentir mal.

Esto no es “pensar positivo”. Esto es tener un diálogo cordial y amable contigo mismo. Con estas sencillas técnicas estas reprogramando tu mente para transformar tu percepción y para que tu vida sea más feliz. Recuerda que tanto la vocecita como las imágenes en tu mente constituyen tu diálogo interno y debes cuidarlo tanto o más de lo que cuidas lo que le dices a tu pareja, tus hijos, tus familiares, tus compañeros y en general a las personas. 

Aplica estas técnicas durante al menos 21 días de manera ininterrumpida. Transcurrido este tiempo, coméntanos como te sientes. Qué ha cambiado. Estoy seguro que te sentirás mejor, mucho mejor y cada día mejor y mejor. A mí me ha funcionado de maravilla y cada día que pasa es mejor que el anterior.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *